La Virgen María nació en Nazaret. Sus padres fueron según la tradición, San Joaquín y Santa Ana. María era de familia sacerdotal, descendiente de Aarón; ya que Isabel, madre de Juan y esposa del sacerdote Zacarías, era su prima (Lc 1,5; 1,36). María y José eran de modestas condiciones económicas, pero ricos en santidad y virtud cumplidores de la Ley como lo prueba el Evangelio según San Lucas (Lc.1,22-24).
De acuerdo a la tradición María, siendo niña fue ofrecida al Templo para ser educada, iniciada y formada en el culto, bajo la guía de mujeres virtuosas que vivían en edificios adyacentes, quiénes a su vez tenían a su cargo el arreglo y cuidado del Templo y se dedicaban a la oración. Estas mujeres al servicio del Templo han sido parte de una larga tradición que se remonta a los tiempos de Moisés (Ex 38, 8) y aún continuaba en el tiempo de la llegada de Cristo (Lc 2, 36).
Según la tradición y costumbres hebreas, a la edad de 14 años fue dada por esposa a José. Sin embargo, María continuó viviendo en su casa paterna hasta que transcurriera el año, tiempo prudencial - según la costumbre hebrea - entre el casamiento y la entrada a la casa. Su prometido José, era de la tribu de David (Lc 1,27). Él era carpintero de oficio y vivía en Nazaret (Mt. 13,55) lugar donde la Virgen recibe el anuncio del ángel.(Lc. 1,26)
El ángel la saluda "Alégrate, llena de gracia" (Lc 1, 26) y le anuncia que será la madre del Mesías, del Hijo de Dios.
María es consciente de lo que le espera, gracias a su profundo conocimiento de los Sagradas Escrituras, y sabe también los sufrimientos que padecerá el Mesías, el Salvador (Is. 53).
Tras el anuncio del ángel, María acude presurosa a la casa de su prima Isabel, que estaba en los últimos tres meses de embarazo, donde permanece solícita hasta el nacimiento de Juan el Bautista. Isabel residía en Ain Karim, Judea, que dista unos 150 Km de Nazaret, en Galilea. A su llegada, Isabel la saluda con estas emotivas palabras: "Madre de mi Señor" y la alaba por su fe "Dichosa tú por haber creído" (Lc 1,43).
María no logra contener su gozo y prorrumpe a Dios con el cántico: "Proclama mi alma la grandeza del Señor, y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador..." (Lc.1,46-55).
Cuando María vuelve a Nazareth se tiene que enfrentar con la dolorosa experiencia de la duda de José. Debido a su maternidad, éste la repudia en secreto y piensa en abandonarla. María sufre y calla, y espera a que Dios venga en su ayuda. En efecto, un ángel disipa en un sueño los temores de José, quien presuroso adelanta la ceremonia de la fiesta de entrada en la casa del esposo.(Mt 1,18-25)
Un edicto de Cesar Augusto que ordenaba el censo (Lc. 2,1) obliga a los dos esposos a ir a la ciudad de origen de la dinastía de David, a Belén de Judá. El viaje es fatigoso, por las arduaes condiciones del camino y por el hecho de estar próximo el alumbramiento de la Virgen.
En Belén, los esposos no encuentran lugar para alojarse. María da a luz a su Hijo primogénito en un pesebre, en el campo en Belén (Lc 2, 7), y algunos pastores acuden para adorar al Niño Jesús recién nacido (Lc 2, 8-19).
Llegado el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, María y José llevan a Jesús al templo para ofrecer su primogénito al Señor. En el templo encuentran a Simeón, quien anuncia a María "que una espada le traspasará el alma".(Lc. 2,22-38)
Posteriormente, llegan los Magos de Oriente (Mt 2, 1-12) que buscan al "Rey de los judíos" recién nacido. Al oír esto Herodes se llena de espanto. Cuando Los Magos encuentran al Niño, le ofrecen sus regalos, aliviando la situación de la Sagrada Familia. Los Magos se marchan y el Angel del Señor se aparece en sueños a José,indicándole que huya con la familia a Egipto, por que Herodes busca al Niño para matarlo (Mt. 2,13-16). El viaje es de 500 Km, y tienen que atravesar el desierto. En Egipto, Jesús, María y José pasan por la penosa experiencia de llevar una vida nómada y de prófugos. (Mt. 2,14).
Muerto Herodes, la Sagrada Familia se establece en Nazaret (Mt 2, 13) llevando una vida pobre, laboriosa y devota. Hallamos de nuevo a Jesús en el templo a la edad de 12 años, en el episodio de su extravío y hallazgo. En aquel hecho, Jesús manifiesta su deseo de "servir a la casa de mi Padre" (Lc 2, 41).
No se han descritos otros episodios. Es de presumir que transcurren otros 20 años de trabajo. Después, Jesús deja a su madre, ya viuda, y empieza su misión de predicador. Encontramos después a María en las bodas de Caná, donde obtiene de Jesús su primer milagro en favor de los esposos (Jn 2,1). María de vez en cuando veía a Jesús (Mt 12, 46), y lo seguía en sus peregrinaciones apostólicas (Jn 2,12. Lc 8,3).
Seguramente, durante la pasión de Jesús, María siguió de cerca la conspiración del Sanedrín, los acontecimientos del Jueves Santo por la noche y la condena a muerte de Jesús, su flagelación y crucifixión. María está debajo de la cruz del Hijo moribundo, quien le dirige las últimas palabras para encomendarla a su discípulo predilecto, y a él entregarle a María como Madre (Jn 19, 25). Así fue como María dio comienzo a su maternidad espiritual.
Después de la Ascensión de Jesús, María y los discípulos, reunidos en oración común, esperan la venida del Espíritu Santo. De esta forma, María es el centro de la vida de la Iglesia naciente.(Hech 1, 14)
La tradición nos dice que María siguió con el apóstol Juan y, transcurrido el tiempo, se adormeció en el Señor y fue asunta al Cielo.
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